Debido a que el grupo de lunares conocidos como “nevus displásicos” o atípicos se asocia con una incidencia muy alta de melanoma, estos lunares justifican un análisis exhaustivo.
La tendencia a desarrollar nevos displásicos puede ser un rasgo familiar que a menudo se asocia con antecedentes de melanoma maligno, una forma grave de cáncer de piel. Los nevos displásicos se diferencian de los lunares normales por su color variado en tonos de marrón, beige y rosa. Además pueden ser un poco más grandes que los lunares comunes. También cuentan con bordes que se mezclan con la piel circundante y son mal definidos.
Las personas con síndrome de nevus displásicos pueden desarrollar cien lunares en el tronco durante un período de años. Este gran número hace que la extirpación quirúrgica de todas sea poco práctica, con lo que el examen periódico y la eliminación de lunares sospechosos se hace necesaria.
¿Cómo detectar un melanoma?
La mayoría de la gente tiene algunos lunares cafés. Casi todos ellos son normales. Aquellos que cambian notablemente de tamaño o con irregularidades en la forma y el color podrían ser melanomas. Es importante revisar la piel de pies a cabeza cada mes y permanecer alerta con las lesiones que tienen los signos “ABCD” del melanoma: Asimetría, Bordes irregulares, Color variable y Diámetro mayor de 6 mm.
A. Asimetría. La mayoría de los melanomas son asimétricos: Una línea por el centro no crearía dos mitades iguales. Los lunares comunes son redondos y simétricos.
B. Bordes irregulares. Los bordes de los melanomas son a menudo festoneados o con muescas. Los lunares comunes tienen bordes más suaves.
C. Color variable. Varios tonos de marrón, beige o negro son a menudo el primer signo de melanoma. A medida que avanzan, los melanomas pueden presentar tonos rojos, azules y blancos. Los lunares comunes suelen ser de un solo tono de marrón.
D. Diámetro. Los melanomas tienden a crecer más grandes que los lunares comunes a por lo menos el tamaño de una goma de borrar (unos 6 mm).
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