Las uñas hacen parte de nuestra presentación personal, todas y todos las queremos tener perfectas en cada momento, pero es difícil a veces con los métodos convencionales, pues los esmaltes tardan en secar y no duran más de una semana intactos. Existen técnicas nuevas que permiten lucir nuestras uñas impecables por más tiempo, no obstante debemos conocer los riesgos que implican estos procedimientos semi-permanentes. 
Las lámparas que se utilizan para el secado de las uñas son de luz ultravioleta (UV), que está dependiendo de la dosis de la exposición, pueden causar daños a la piel tales como envejecimiento prematuro, oxidación celular e hiperpigmentaciones o manchas en la piel de las manos. Por eso, un truco es que cuando vayas a usar esta técnica, usa unos guantes de algodón a los que le hayas recortado las puntas de los dedos, para que sólo la uña quede expuesta a la luz de la lámpara.
Además debemos sumar que las manos están totalmente expuestas a todos los agentes externos como el sol, el medio ambiente, jabones, etc. 
La remoción del esmalte semi-permanente se hace con productos más fuertes que los habituales, los cuales debilitan y deterioran las capas superficiales de la uña, además teniendo en cuenta que en la gran mayoría de ocasiones se hace una remoción mecánica, es decir, con la ayuda de un utensilio que la raspa para quitar la totalidad del color, alterando su composición natural.
La frecuencia con la que se realiza es también clave, no recomiendo hacerlo de manera constante y como única técnica de belleza, es preferible hacerlo en ocasiones especiales o para un viaje . Es importante dejar descansar las uñas para que recuperen sus características naturales.